
El surgimiento de la esperanza en los grupos de Psicoanálisis Multifamiliar (1)
Graciela Bar de Jones
Alberto Jones
Shirley Viviana Matthews
Liliana Suárez Johnson
Hugo Vallejo
(Miembros de BabelPsi, Argentina.) (2)
1 El presente trabajo ha sido presentado en el 2ndo Congreso Internacional, organizado por la Sociedad Helénica de Psicoterapia Psicoanalítica de Grupo, bajo la temática propuesta: “La esperanza y la desesperanza en los grupos, las Instituciones, la Sociedad”. El evento se llevó a cabo en Atenas, Grecia, del 19 al 22 de mayo de 2016.
2 Miembros de la Comunidad de Práctica interdisciplinaria, internacional y multilingüe BabelPsi. Pertenecientes a la Sección de Buenos Aires, Argentina. Consulte el CV de los miembros en https://www.babelpsi.com/miembros-de-la-comunidad/
1. Introducción
Si bien es muy difícil explicar el Psicoanálisis Multifamiliar (PMF) —a quien no tiene la experiencia vivencial del mismo— aclaramos que es un método terapéutico basado en un esquema referencial específico y, a la vez, un laboratorio social, campo de investigación y formación de nuevos conocimientos de los potenciales psicoanalíticos no desarrollados por Freud y otros autores.
Hablamos de encuentros multitudinarios y heterogéneos de dos horas seguidas de una reunión de elaboración de participación libre y optativa para todos los participantes.
La concurrencia es abierta y de libre circulación y el equipo de coordinación, en su mayoría, suele involucrarse personalmente en la aventura terapéutica compartida. Pensamos como Lilla Watson (aborigen australiana) cuando le dijo a una misionera: “Si vienes aquí para hacer algo por nosotros pierdes tu tiempo, pero si vienes para transformarte junto con nosotros, entonces manos a la obra”. Esta posición es la base de la empatía por semejanza y el camino para cambiar nuestra manera de pensar.
Como coordinadores de grupos de Psicoanálisis Multifamiliar queremos transmitirles cómo vemos surgir la esperanza en los procesos terapéuticos de las personas que participan de estas reuniones.
Conceptualizamos el impasse como el fracaso a la demanda de una respuesta adecuada. Este estado surge de la dificultad en descifrar el código encriptado de una determinada trama inconsciente de interdependencias recíprocas patológicas. La repetición de este círculo vicioso genera vivencias de encontrarse en un mundo invivible y sin salida. Este clima de puerta giratoria es producto de un medioambiente estereotipado y cargado de situaciones dilemáticas.
El trabajo de elaboración de estas interdependencias inconscientes se logra mediante la construcción de nuevos recursos yoicos. Estos recursos generan mayor seguridad y permiten ver otras perspectivas de abordaje. La capacidad de observar las evidencias de los cambios compartidos por los otros participantes genera una espiral de confianza en nuevas posibilidades y reinstala la esperanza.
2. La esperanza en Psicoanálisis
En los trabajos que hemos consultado acerca de la esperanza, la hemos visto considerada como un sentimiento, un afecto, una forma de pensar, una forma de la memoria.
Hemos encontrado diferenciada la esperanza vana del resentimiento, que perdura sin elaboración de los duelos; la esperanza frágil y la ausencia de porvenir por las situaciones traumáticas escindidas que pugnan por su repetición; y la esperanza de lo posible, con dolor, es decir, elaboración de los duelos e inserción en la temporalidad (Kancyper, 2007).
Tanto en la perspectiva freudiana como en la de todas las escuelas psicoanalíticas post-freudianas, la fuente del estado afectivo de la esperanza está en el mundo inconsciente. Desde el punto de vista metapsicológico, representa una neta superioridad de Eros sobre Tánatos: es un hambre de creación, de vinculación y de combinación, es una búsqueda objetal latente (Lutemberg, 1995).
Podemos comenzar a salir de la concepción del aparato psíquico individual y pasar al campo vincular concreto, tal como explica Winnicott (1954) en “La tendencia antisocial”:
Luego de la deprivación original (…) en el momento de esperanza el niño (…) percibe un nuevo medio, dotado de algunos elementos confiables. Experimenta un impulso que podríamos llamar de búsqueda de objeto. (…) Debe poner a prueba una y otra vez la capacidad de ese ambiente inmediato de soportar la agresión, prevenir o reparar la destrucción, tolerar el fastidio, reconocer el elemento positivo contenido en la tendencia antisocial, y suministrar y preservar el objeto que ha de ser buscado y encontrado.
Nosotros constatamos las puestas a prueba a las que nuestros pacientes nos someten —aun cuando no hayan sido considerados como personas con tendencia antisocial— por lo que tenemos una frase que solemos recordar a menudo: “quiéreme más cuando menos me lo merezco porque es cuando más lo necesito”.
La esperanza reconoce los peligros reales y confía en que son superables. Aunque la confianza emerge en el mundo interno a través de la identificación con figuras decantadas del vínculo con los respectivos padres, también puede incluir una edición de las experiencias traumáticas infantiles que se reeditan a la luz de las nuevas circunstancias, expectativas que nunca tuvieron nombre ni figuración representacional en el aparato psíquico.
La esperanza apunta hacia el futuro. Tener esperanza y perder la esperanza (desesperanza) son dos formas de pensar acerca de la realidad de los tiempos por venir, formas de pensar que están imbricadas en la historia individual en una continua y natural fluctuación a través de la vida. No debemos olvidar que una de las tareas naturales del psicoanalista es la de establecer una alianza con las fuerzas vitales de la esperanza en nuestros pacientes, como una expresión de nuestra confianza básica en el potencial terapéutico real del psicoanálisis.
3. La mirada del Psicoanálisis Multifamiliar
Nuestra confianza en nuestro método terapéutico se expresa en lo que solemos decir: “creer para ver” y en lo que llamamos virtualidad sana. La complejización incluida en nuestro concepto de “mente ampliada” y la fuerza libidinal de Eros, dada por la unión de muchos en el respeto y la escucha, favorece el surgimiento de la esperanza, tal como lo plantea Winnicott, la esperanza ligada a percibir un nuevo medio dotado de elementos confiables, antes de que la desesperanza sea definitiva e irreversible.
Nosotros vamos de lo vincular a lo individual en un ida y vuelta interrogativo permanente. Los vínculos del presente pueden predominantemente reproducir situaciones traumáticas, al modo de los de la historia infantil (no hay rescate) o, al contrario, rescatar al individuo de las mismas. La capacidad de confiar en un otro va de la mano de la esperanza y ha sido también muy estudiada por diferentes autores psicoanalíticos (Erik Erikson, Donald Winnicott y otros).
Dice Jorge García Badaracco:
(…) en lo que se llama “enfermedad mental” de una persona aparece un “tipo de funcionamiento mental” que está siendo “condicionado”, en gran parte, por otras personas. Estas “personas” tienen el “poder de accionar” y producir “efectos perturbadores” que no le permiten a la persona “enferma” funcionar con autonomía. Esas “otras” personas pueden estar actuando desde el mundo real, o pueden “actuar” desde una “presencia” en el mundo interno de cada uno (…) la presencia del otro dentro del self, en particular de las figuras parentales, aliena en vez de dar elementos a ese niño para poder ser él mismo.
En realidad, lo invadió, lo parasitó, lo habitó, ocupó el lugar del sí-mismo propio, le impidió ser dueño de su propia vida y le condicionó vivir la vida a la manera del otro, en referencia al otro, como pendiente del otro, ya sea en la realidad, intra-psíquicamente, y en interdependencia recíproca.
Nosotros buscamos que las interdependencias patógenas puedan ser reemplazadas con el tiempo por interdependencias normogénicas: nuevos vínculos donde crezca el contar con, la mirada confiada del equipo terapéutico en la virtualidad sana, la capacidad de los terapeutas de no favorecer las repeticiones, sino de mostrar una respuesta distinta además de trabajar con las familias que viéndose unas a otras logran a veces modificar sus estereotipos por los descubrimientos sorprendentes que realizan, por el movimiento de los aspectos escindidos gracias a las voces de los otros.
Si en lugar de un ambiente normogénico que sirve para crecer y constituir el Yo desde el sí mismo, el sujeto solo logró un desarrollo precario de su sí mismo y una identidad pobre, esto lo obligó a recurrir a vínculos patógenos introyectados como forma de paliar la angustia de autodestrucción o desintegración por la que se siente amenazado. Esta identificación fue una especie de salvavidas. Sin embargo, actúa como una presencia invasora, obligando a una reestructuración y sometimiento de las demás funciones mentales en función de esa “presencia”.
4. Fragmentos seleccionados de una misma reunión de Psicoanálisis Multifamiliar con más de 80 participantes
El primero que levanta la mano es Oscar, médico, que tiene un hijo con diabetes juvenil que vive en USA y una hija que era monja cuando él comenzó, hace cinco o seis años, a venir a la multifamiliar.
Oscar: Buenas noches, yo en principio quería saludar porque me voy de vacaciones, recién, este…, me voy con mucho miedo por el tema de la jubilación, todos los gastos que implica, me da mucho miedo. Yo quería compartir, la semana pasada tuve una semana muy especial, me pasaron un montón de cosas que siempre las quise y evidentemente no estaba muy preparado, me vinieron todas muy de golpe. En primer lugar, mi hija me dijo “me voy a vivir con…”, se casó…, segundo, se recibió, dio la última materia y le fue bien.
Equipo: ¿En qué?
Oscar: Licenciada en Ciencias de la Educación. Ya está trabajando… pero, bueno, todas cosas que estuve toda una vida deseando y se dieron todas juntas y, bueno, me costaron bastante… la verdad, me costaron, las pude disfrutar bastante, no quizás todo lo que hubiera querido, pero, bue…, es mucho, es mucho de golpe, pero lindo… La verdad, yo si lo pienso hace 10 años estaba con ella que se metía de monja, el otro que se había ido a Norteamérica y Diana que se puso medio mal y a mí que me agarro cáncer… Estamos muy bien ahora. Yo quería compartir eso que, bah, para los que me conocen todo lo que pasé es demasiado, demasiado lindo.
Equipo: Me hago una idea, pero me gustaría si pudieras contarnos un poco más, cuando vos decís que este bienestar lo sentís como demasiado, el demasiado…
parece que puede haber cierta lógica, pero debe haber algo más que puede ser muy útil.
Oscar: Es como mucho. Como de repente tuve demasiadas cosas buenas, demasiadas cosas lindas. Yo las vivo como que son… le voy a decir lo que se me ocurre, más de lo que me merezco, creo que no es así, pero es lo primero que me sale…
Equipo: …Uno puede decir que en cambio de sentirlo como demasiado, te pondría muy contento, es un poco más de lo que esperabas. Pero el demasiado tiene algo como de rechazo, ¿no?
Equipo: Lo que dice el Dr. Garfinkel. me recordó que tu madre te dijo en su lecho de muerte “¿qué va a ser de vos cuando me muera?”.
Oscar: Cuando yo no esté.
Equipo: Cuando yo no esté. Looser total.
Oscar: Y que pareció que se cumplía cuando hace 10 años se fueron mis dos hijos, me agarro un cáncer, se cumplió todo lo que dijo mi vieja.
Equipo: No nada… con tu hijo remontaste la relación… tu hija está demostrando que consigue las cosas que quiere… Vos mismo, ahora, te vas de vacaciones bien. Por eso, a ver si entendemos bien qué es el demasiado. ¿Quién te está diciendo dentro “esto no tenía que ser así”?
Oscar: Y… el mandato de mi vieja.
La próxima que levanta la mano es María. Tiene alrededor de 60 años, es soltera, jubilada como vicedirectora de una escuela primaria. Sus padres ya fallecieron y su hermano emigró a Canadá cuando ella tenía 18 años.
María: Buenas noches, me resonó cuando Oscar decía lo del mandato materno. “¿Qué va a ser de vos cuando yo me muera?” A mí me dijeron exactamente lo mismo. Mi madre… y, bueno, de distinta forma. Después de que ella murió, yo pude recién empezar a vender la casa de mis padres, a comprar el departamento donde vivo. Y, actualmente, seguir arreglándolo como a mí me gusta. Fue un mandato que fue muy fuerte. Antes de ella morir, fue muy fuerte durante toda mi vida. Así como otro mandato: “¿quién te va a querer a vos, siendo tan chiquita y tan menudita?” … Yo creo que fue uno de los mandatos por el cual yo no pude “concretar”, tener una pareja estable, formar una familia.
Decía el otro día, es lo que más añoro, haber podido formar mi propia familia. Lo que más me resonó cuando Oscar decía lo del mandato. Yo tengo muchos mandatos maternos, inscriptos en mi mente y en mi cuerpo. Nada más.
Equipo: ¿Y qué se puede hacer con eso?
María: Sacarlos afuera en palabras y en hechos… Lo positivo que yo saco de todo eso es que me puedo dar cuenta de que yo soy capaz de hacer muchas cosas positivas en mi vida.
Equipo: Darse cuenta de ciertas cosas por ahí en un primer momento puede dar una sensación deprimente, uno dice “¿y ahora qué hago con todo esto?”, pero después resulta que destraba si uno se anima y abre nuevas posibilidades, por supuesto lo digo para todo el mundo, para todos nosotros.
María: … Durante tantos años, los mandatos fueron tan negativos, me impidieron un montón de cosas. El darme cuenta y ser consciente a los 55 años, 60 años, de ser consciente de eso, me hace en estos momentos poder hacer algo por los demás.
Levanta la mano Ramón, se trata de un hombre de alrededor de 50 años, músico, soltero, que impresiona por su aspecto desaliñado, contó que había tenido un ACV isquémico y que desde entonces tenía dificultades para expresarse. Por indicación de un psiquiatra, sus hermanos administran su dinero y se lo dan cada tres o cuatro días.
Ramón: Yo anoté acá… por un lado el tema del mandato materno. Mi mamá antes de morirse estaba muy orgullosa de mis dos hermanos… a mí me veía borracho, alcoholizado… La gran preocupación de ella antes de morirse era: Ramón, ¿qué iba a pasar con Ramón?… Yo me hice alcohólico a partir de que yo la cuidaba a mamá (tose) cuando estaba enferma y…
Equipo: ¿La cuidabas?
Ramón: Y le limpiaba el pipi…
Equipo: La semana pasada dijiste que no podías tolerar, vos hijo varón, tener que limpiarle a tu mamá…
Ramón: El pipi, darle la chatita…
Equipo: Cuando hay una hija mujer… Vos dijiste que tu mamá no dejaba que otra persona, que no fueras vos, estuviera cuidándola.
Ramón: No, yo quiero terminar. Cuando yo hablo del “demasiado”, eso me pasa cuando yo estoy estudiando música o haciendo una actividad literaria, algo así, cuando tengo muchas ideas y se me ocurren tantas cosas, me produce mucha ansiedad, consumo más cosas, compro demasiado vino, me enfermo, me pasa algo como que termina siendo un despropósito, porque eso que me tendría que haber alegrado de haberlo descubierto, de haber encontrado esas notas que estaba buscando, me termina trayendo desgracia, porque entonces ese mandato es como que eso que yo estoy logrando es demasiado, para mí y, bueno, eso, tiene que ver más con eso, ahora creo que puedo cerrar.
Fin de la MFM.
Ateneo
Equipo: Nosotros tenemos un concepto muy fuerte en nuestra manera de pensar, que es el de virtualidad sana, no sé si ya lo oyeron nombrar. Nosotros, en cada persona que puede tener como fachada la enfermedad, confiamos en que en el fondo tiene un potencial de salud que puede ser todavía virtual pero que va a poder ir desarrollándose. ¿Por qué digo esto? porque Ramón es una persona que llegó a la Multi detrás de patología orgánica, ACV, que no podía pensar, que no le funcionaba la cabeza… el Dr. Jones y los coordinadores tenemos, en el alma, la confianza en la virtualidad sana, es algo que ni siquiera es intelectual, lo tenemos en el contacto mismo con todas las personas… Lo que era Ramón hoy no se puede creer, es absolutamente sorprendente la sabiduría, la claridad, y además cómo se nota cómo estaba abrumado por la mirada de la trama familiar, que eso también lo retomó uno de nosotros, o sea, cómo la mirada familiar sobre él lo aplasta y cómo si nosotros le metemos fuerza a su virtualidad sana, él está floreciendo.
5. Conclusión
La constatación de las evidencias de modificación de los otros participantes, muchas veces sorprendentes para todos, incluso para el equipo terapéutico, devuelven la esperanza y permiten insertar la noción de un porvenir y refuerzan el “creer para ver”.
El clima emocional de la Multifamiliar, desde un ambiente estable, confiable, contenedor, al modo que lo describiría Winnicott, permite poner en palabras e ir saliendo de los “mandatos” (término usado por los participantes, cuyo testimonio hemos presentado) del funcionamiento mental de los objetos parentales que incorporamos por identificación.
Conceptualizamos los mandatos de los que hablan algunos participantes en esta Multifamiliar como un vínculo de sometimiento a figuras parentales, que siguen ejerciendo su poder sobre el sí mismo infantil dentro de las interdependencias recíprocas inconscientes.
En la medida en que nos demos cuenta de esto, y la persona continúe asistiendo, podemos intervenir en esa “trama enfermante” (aunque los padres ya no vivan) y las consecuencias que dejó en un sujeto, estableciendo “interdependencias recíprocas” más sanas que “liberan” a esa persona del poder enfermante de las interdependencias patógenas, y le permiten descubrir que tiene “recursos propios” como para poder utilizar y desarrollar su “virtualidad sana”. Enrique Pichón-Rivière explica:
Quien se entrega a la tristeza, renuncia a la plenitud de la vida, y entregarse a la tristeza es quedar con la mirada fija en lo perdido y no poder ver lo que nace, lo que vive, lo que crece y que es antagónico a esa pérdida.
La tarea es entonces planificar la esperanza. Es decir, reconocer el valor subjetivo de los proyectos.
Tal como afirma la Dra. Margaret Mead: “Todavía, más que nunca, estoy convencida de que un pequeño grupo de personas comprometidas y solidarias puede cambiar el mundo”.
6. Bibliografía
Amati Mehler, J. y Afgentieri, S. (1989). Hope and hopelessness: a technical problem. Rome. International Jornal of Psychoanaysis, Volumen 70, 295.
Bar de Jones, G. (2015, 8, 9 y 10 de octubre). Groupes de médiation, famille, institution. Conférencia Colloque International «Les Groupes entre l’aliénation et la transformation». Lyon, Francia.
http://babelpsi.com/wordpress2017/2017/03/29/simposio-internacional-symposium-international/
García Badaracco, J. (2006a). El futuro del psicoanálisis Multifamiliar.
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García Badaracco, J. (2006e). El Psicoanálisis Multifamiliar: cómo curar desde la ‘virtualidad sana’. 2006e.
García Badaracco, J. (1990). Las identificaciones y la des-identificación en el proceso analítico. Revista de Psicoanálisis, XLVII: 1, 84 – 102.
Kancyper, L. (2007). Esperanza terminable e interminable en la situación analítica. Revista de psicoanálisis, Volumen LXIV.
Lutemberg, J. M. (1995). Caida la esperanza, los miedos. Topia Revista. Psicoanálisis, sociedad y cultura, Volumen 13.
Matthews, S. V. (2015, 8,9 y 10 de octubre). Ponencia Les Groupes de Psychanalyse Multifamiliale et leurs effets sur les patients. Groupes de médiation, famille, institution. Colloque International «Les Groupes entre l’aliénation et la transformation». Groupes de médiation, famille, institution. Lyon, Francia.
https://www.youtube.com/watch?v=uu6Q939y2og
Winnicott, D. (1954). Deprivación y delincuencia. Paidós.