
Graciela Bar 1
Abstract
El Psicoanálisis Multifamiliar, para poder desarrollarse, requiere de un dispositivo y un encuadre específicos. Se trata de grupos complejos, en tanto heterogéneos, “multitudinarios”, y abiertos.
Los participantes pueden concurrir solos, con miembros de su familia, o no, o venir acompañados por quien lo deseen, cuando lo deseen, en un modo de participación libre y voluntario.
Estos grupos fueron creados en su momento para el abordaje de la patología mental severa por el Prof. Dr. Jorge García Badaracco, quien dijo: “al comprender que la sesión terapéutica era vivida como un sometimiento y una imposición, di un giro de 180 grados e intenté crear una relación más libre y espontánea.”. Asimismo, se considera también, hoy en día, que estos grupos abren un enorme campo de acción para muchas áreas. A su vez, brindan un ámbito privilegiado para la elaboración de situaciones disruptivas y/o traumáticas , creadoras de discontinuidades y rupturas subjetivas individuales, familiares , transgeneracionales y sociales.
Intentaré fundamentar en mi exposición, con conceptos psicoanalíticos, por qué caminos psíquicos grupales e individuales pueden darse, a mi criterio, estas posibilidades elaborativas.
1 Dra. Graciela Bar (Buenos Aires, Argentina). Correo electrónico: grazielbar@gmail.com
Ex directora científica (2001_2003) y luego presidenta (2003_2005) y miembro honorario de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados (AEAPG), profesora universitaria de sus estudios de postgrado. Analista formador de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Psiquiatra (UBA). Creador y codirector de BabelPsi.com. Miembro de la lista de notoriedad médica del Consulado General de Francia en Argentina. Franco-argentina. Miembro de varios equipos de coordinación de encuentros de Psicoanálisis Multifamiliar, tanto presenciales como a distancia. Especialista en problemas de expatriación y migración.
Palabras clave: Psicoanálisis Multifamiliar - Encuadre - Elaboración - Trauma - Discontinuidad.
El Psicoanálisis Multifamiliar: ámbito privilegiado para la elaboración psíquica de las experiencias subjetivas de discontinuidad
Graciela Bar
El Psicoanálisis Multifamiliar
El Psicoanálisis Multifamiliar es un método psicoterapéutico que ha sido creado por el Prof. Dr. Jorge García Badaracco hacia 1960, en la Argentina, para el tratamiento de la patología mental severa.
Propone dispositivos de grupo con un encuadre particular y concibe la enfermedad mental de un modo específico. Esta no es comprendida como un problema entre las instancias de un aparato psíquico cerrado. Desde esta perspectiva intersubjetiva, el aparato psíquico forma parte de una trama de “interdependencias recíprocas” (García Badaracco, 2003) básicamente en la trama familiar de origen, intra-psíquicas y/o concretas en actividad continua.
La larga lista de fracasos de la psiquiatría y del psicoanálisis en los tratamientos de las patologías mentales graves llevó al Prof. Badaracco a dar “un giro de 180 grados” para crear un método terapéutico que permita una mucho mayor libertad. Él consideraba que el tratamiento psicoanalítico clásico obligaba a los pacientes a someterse.
Asimismo, consideraba también que los pacientes con enfermedades graves no podían aprovechar las interpretaciones psicoanalíticas porque estas exigen el desarrollo de lo que él llamó los “recursos yoicos” antes de que se vuelva posible el insight.
García Badaracco no consideraba posible –ni para los pacientes graves ni para sus terapeutas– sostener un vínculo terapéutico únicamente bipersonal. Constataba los beneficios de la difracción transferencial que puede realizarse y mantenerse en una comunidad terapéutica y en los grandes grupos que él proponía.
En el psicoanálisis multifamiliar, el proceso terapéutico se concibe diferentemente que en el psicoanálisis clásico: la meta es que cada uno haga sus propios descubrimientos a su propio ritmo más que esperar que los terapeutas los expresen con sus interpretaciones. Recordemos a Winnicott (1971): “Si sabemos esperar, el paciente llega a una comprensión en forma creadora y con inmenso júbilo, y ahora disfruto de ese alborozo más de lo que solía gozar con el sentimiento de haber sido penetrante”.
García Badaracco comprendía la enfermedad mental como una detención del desarrollo y el tratamiento como un redesarrollo. Este último solo podría tener lugar si se produce en un ámbito altamente confiable capaz de resistir puestas a prueba infinitas. De allí la enorme importancia que él otorga a la persona real del analista del que se ponen en juego los “recursos yoicos” y la calidad humana.
El ámbito terapéutico del psicoanálisis multifamiliar debe permitir con diferentes recursos el desarrollo de nuevas ‘’interdependencias recíprocas”, no patógenas. Debe ser capaz de contener y sostener las intensas angustias despertadas por el progresivo desprendimiento de la trama familiar de origen. Debe también ser un ámbito que mantenga un profundo respeto hacia los participantes; respeto entendido como una genuina aceptación del “verdadero sí-mismo” de cada uno en cada individualidad, mediado por una conexión lo más profunda posible de todos con la «virtualidad sana» de cada uno.
Utilizamos dispositivos que son grupos multitudinarios (hasta setenta personas), heterogéneos, abiertos, coordinados por un equipo. Lo estable es el lugar, el día de la semana y la hora en que se realizan las reuniones y la presencia –cada vez–, al menos, de parte del equipo de coordinación. Los participantes varían de una reunión a otra, dado que no es posible prever quién va a venir, quién no y con quién, aunque suele constituirse un núcleo de personas estables. Las personas pueden venir solas o acompañadas por quien lo deseen, miembros o no de su familia, sin aviso previo. Se considera ideal la presencia de los miembros de la familia, cuando existen.
Se intenta no favorecer la idealización de los coordinadores, proponiendo entre todos una relación lo más simétrica posible, entre otras razones, para evitar cualquier fenómeno de masa que buscaría encontrar un líder, y de este modo conservar la individualidad perfilada incluso dentro de la universalidad.
Las experiencias subjetivas de discontinuidad
D. Winnicott dividía al mundo de los bebés en dos categorías: los que no habían sido dejados demasiado de lado durante su infancia y de ese modo adquirieron una creencia en la confiabilidad que los lleva a la adquisición de una confiabilidad personal; tienen una continuidad existencial. Conservan la capacidad de avanzar, de retroceder, de enfrentar los riesgos. Y, por otro lado, aquellos que se dejó caer de modo significativo en alguna oportunidad o en el marco de un entorno con fallas ambientales. Estos llevan consigo la experiencia de una angustia impensable o arcaica. Saben lo que es estar en un estado de confusión aguda o conocen la agonía de la desintegración. Saben lo que significa que se los deje caer, qué significa la caída perpetua o escindirse en la desunión psicosomática. Han vivido un trauma, lo que el autor llama interrupciones en la continuidad existencial (1969).
Otros autores vinculan la discontinuidad en el interior del sujeto con el efecto que puede producir un acontecimiento exterior cuando rompe la capacidad y la posibilidad de su elaboración psíquica, es decir, cuando se vuelve traumático.
El trauma es un vacío, una discontinuidad, un agujero que la psiquis no puede soportar. La “continuidad de vivencias traumáticas” puede dar lugar a trastornos de la personalidad o a patologías del vacío. La desconfianza, el retraimiento, el desvalimiento y el desamparo son características del funcionamiento de lo que es traumático (Benyakar, 2018).
La vivencia traumática remite a un corte o a una interrupción del proceso articulador entre el afecto y la representación generalmente realizado por la vivencia (según este autor), tanto en el espacio intra-psíquico como en la relación entre el mundo interno y el mundo externo. Sabemos que podemos encontrar lo traumático en las zonas escindidas en el interior del aparato psíquico.
Las vivencias
Para García Badaracco la vivencia actualiza en el mundo interno algo de la realidad psíquica y del recuerdo. Habla de un recuerdo sin memoria. Se trata de algo vivido que vuelve en ese momento, aun cuando no se sabe qué es. En la vivencia habría un potencial a descubrir bajo la forma de un recuerdo. Cada vivencia desencadenada en el presente remite en su complejidad a las experiencias del pasado.
Sucede que las vivencias despertadas en las sesiones de psicoanálisis multifamiliar, en resonancia con las experiencias compartidas con las personas presentes, cuando nos permiten recuperar recuerdos, ejercen un efecto que nosotros consideramos terapéutico. A veces, antes de poder transformarse en un recuerdo, el contexto en el cual la vivencia había tenido lugar permanece repudiado o forcluido. Es, sin embargo, muy importante respetarla y si es posible, compartirla, para poder reencontrar con quien esa vivencia tuvo lugar siempre dentro de la forma de pensar del psicoanálisis multifamiliar, es decir, en el interior de los vínculos incluidos en las interdependencias recíprocas. Estas interdependencias pueden ser placenteras, pero también pueden llevar a la locura.
Las vivencias placenteras con los otros son conservadas como “tesoros” del alma. Las interdependencias que conducen a la locura dan lugar a vivencias que vuelven loco y que, cuando son nuevamente vivenciadas, vuelven presente el sufrimiento psíquico vivido en aquella época.
La función del tercero en el tratamiento debe ser la de tener en cuenta, principalmente, el sufrimiento que es actualizado y que nos habla de la reactivación de la situación traumática. Debemos ver en este hecho una oportunidad de introducir salud mental en la trama familiar, bajo la forma de asistencia al verdadero sí-mismo carente de defensas, de modo que al desdramatizar la situación traumática esto contribuye a desarrollar nuevos y verdaderos “recursos yoicos” que permitirán destraumatizar el trauma, pensar la situación y naturalizar la vivencia. Esta última puede entonces, en lugar de ser invasora y paralizante, adquirir cualidades metafóricas o metaforizantes (García Badaracco, 2006).
Las sesiones de Psicoanálisis Multifamiliar
Imaginen un ambiente con alrededor de sesenta personas sentadas. Los que piden la palabra levantan la mano, esa es la norma. El coordinador dará la palabra, eventualmente, en función del hilo conductor que él siga.
Cuando alguien pide la palabra, se le solicita compartir principalmente sus propias vivencias, en resonancia tal vez con lo que ha sido dicho por las personas que han hablado antes, más que de hablar de los otros. Nadie tiene la obligación de hablar. Hay personas que concurren desde hace años sin pedir la palabra.
Las intervenciones de los miembros del equipo tienen como objetivo el de crear un clima de respeto, de desdramatización. Probablemente cálido.
La confiabilidad se siente muy rápidamente y sorprende a los que vienen por primera vez. A veces oímos comentar: “Hablar delante de tantas personas de temas tan personales…”.
Mónica viene solo desde hace algunos meses, aun cuando el contacto con la coordinadora (que no es su psicoanalista) se ha ido desarrollando progresivamente antes de su inclusión en el grupo.
Cuenta algo muy personal al grupo y dice, sorprendida: «Yo pienso que es la primera vez que hablo de esto tan abiertamente, estoy yo misma sorprendida. He podido hablar de esto con mis amigos, pero sin entrar en los detalles, y tengo la impresión que, de hecho, en “la multi” (así es como llamamos a nuestras reuniones) aun cuando ya lo hayamos dicho, está realmente este sentimiento de poder ser escuchado y que lo que se va a decir será recibido con verdadera benevolencia… He podido hablar de esto con mi psicoanalista, por supuesto, pero no es lo mismo porque en la “multi” hay un cierto número de personas y cuando se comparte es totalmente diferente, esto toma verdaderamente otra dimensión, es genial para mí y, por lo tanto, uno puede vivir sus emociones de otra manera».
El equipo intentará evitar la intelectualización y privilegiar las vivencias, via regia, como lo mostramos más arriba, hacia el cambio psíquico. Algunas de las personas que vienen desde hace años han creado vínculos entre ellos; para otras solo son relaciones.
Tantas personas reunidas para compartir las propias vivencias, escucharse con respeto y sin juzgar, crean sin ninguna duda un tejido social con la fuerza de la unión –Eros– que impregna progresivamente y provee los elementos necesarios para poder curar los delicados aparatos psíquicos de las personas presentes. Todas las voces son consideradas terapéuticas en tanto despiertan resonancias, vivencias, recuperación de recuerdos y desencadenan en cada uno y al propio ritmo un proceso terapéutico. Nadie es verdaderamente consciente del cambio psíquico que se le produce por dentro. Los participantes solo se dan cuenta de esto el día en que descubren –para su gran sorpresa– y que comparten un cambio significativo en su vida, en los vínculos con sus familias, u otros…
Los elementos escindidos en el interior de cada aparato psíquico
Los traumas –rupturas de la continuidad– ya se trate de vivencias traumáticas de la infancia en el interior de las interdependencias de las tramas familiares, o el traumatismo acumulativo (Massud Khan) descripto en las migraciones, por ejemplo, o las crisis sociales, o la transmisión transgeneracional instalan aspectos escindidos en cada aparato psíquico, más allá de todo diagnóstico de neurosis, psicosis, borderline u otro.
La forma de trabajo dentro de estos grupos de psicoanálisis multifamiliar pone invariablemente en movimiento los aspectos escindidos de cada aparato psíquico en virtud de las vivencias despertadas por la resonancia de las voces de los otros.
Propongo instrumentar este dispositivo para la vida cotidiana y ya no únicamente para el abordaje específico de la patología mental severa. Las historias de la vida y de la familia, los momentos de crisis social, y las migraciones se ven todas desdramatizadas y mejor vividas si pueden ser compartidas en este tipo de grupos que permiten pasar de lo universal a lo particular en un trabajo progresivo de profundización y de subjetivación.
Cuando la continuidad es asegurada por el encuadre mismo de los grupos de psicoanálisis multifamiliar
En 2008, instalé en Buenos Aires reuniones de psicoanálisis multifamiliar bilingües, francés-castellano, para acompañar a las personas de la comunidad francesa, con el pre-supuesto de que las migraciones y las expatriaciones sumergen a las personas y a las familias que las viven en situaciones difíciles y que este podía ser un ámbito favorable para la elaboración psíquica de estas experiencias.
En 2012, instalé reuniones de psicoanálisis multifamiliar en francés, por sistema de videoconferencia, a distancia, para poder ofrecer continuidad a esta forma de trabajo independientemente de los movimientos geográficos de las personas que desearan seguir participando en ellas.
Anne (en la multifamiliar en francés por videoconferencia), año 2020:
«Hola (gran sonrisa). Hace mucho que no vengo…Pensaba hace unos días que estoy contenta de haber hecho una terapia, pero sobre todo una terapia de grupo. Tal vez Uds. no estén de acuerdo conmigo, pero me parece que la terapia de grupo me aportó más que la terapia personal. Me parece súper poder compartir con otras personas… Bueno, tal vez, en verdad, sea un todo la terapia. Pienso ¡qué suerte que hice esto antes de tener hijos! Porque alrededor mío tengo amigos que no andan muy bien, y yo me digo que es complicado una vez que una tiene hijos. Al tener una vida muy cargada e intentar resolver todos los problemas y cuando todo se dispara para cualquier lado en todos los sentidos, y yo constato que estoy súper contenta… Todo está genial en mi vida y yo lo atribuyo mucho a lo que viví en la Argentina… No era un destino que habíamos elegido, nos mandó la empresa, y yo me digo que hay que lograr encontrar las oportunidades que una puede tener en la vida. Y yo si tengo un recuerdo de mi pasaje de 3 años en Argentina es verdaderamente ‹la multi›, que hemos comenzado físicamente con Graciela. Creo que era en el 2009, en todo caso para mí era verdaderamente importante, me marcó… Hace dos días yo pensaba en mi vida con mi marido y me decía que estoy súper contenta, me siento en equilibrio, y no es que todo vaya siempre bien, pero en todo caso tengo fuerza y energía para detenerme, hablar cuando las cosas no van, voy hacia delante».
Coordinadora: «Anne, ¿Ud. quisiera compartir lo que le sucedió cuando estuvo en la Argentina? Si quiere, claro, las personas que están aquí la conocen muy poco».
Anne: «Pienso ahora, retrospectivamente, que yo podría decir que era alguien desde la adolescencia un poco depresiva y que no sé si es Francia o mis padres, en todo caso nunca tuve la oportunidad de resolver este problema sabiendo que en mi familia mi madre es más bien depresiva y mis dos abuelas eran depresivas, entonces es complicado el haber crecido en una familia donde las mujeres tienen esta particularidad. Una se proyecta a la fuerza ahí dentro en un círculo cerrado y la Argentina ya de por sí tiene una cultura más abierta a hacer una terapia, eso desdramatiza mucho… Yo tenía ese fondo que venía de mi historia familiar, un fondo algo depresivo, así, y es extraño, extrañamente hoy puedo decir que no tengo prácticamente ningún episodio de depresión, lo que es bastante impresionante porque incluso cuando no me siento del todo bien confío en que se va a arreglar… ya no veo para nada las cosas de la misma manera… Parece presentado de un modo milagroso y no es para nada lo que intento decir, es un trabajo que duró varios años… y a mí me ayudó en profundidad, no era superficial como ayuda psicológica…».
Coordinadora: «¿No sé si Ud. quiere compartir qué tipo de terapia hizo en la Argentina?».
Anne: «Al comienzo hice una terapia con una argentina durante varios meses, creo que era en español, pero yo seguía mal y mi marido la contactó a Ud. y comenzamos a vernos porque yo no andaba para nada bien y lógicamente mi relación de pareja tampoco. Nos vimos en su consultorio durante varios meses, pero ahí Ud. comenzó con ‹la multi› francés-castellano en julio del 2008. Íbamos a menudo. Un año más tarde volvimos a Francia, hice sesiones con Ud. por teléfono y luego llegó la multi por internet en el 2012 y conservamos el contacto, yo hacía también sesiones por teléfono. Cuando volvimos a Francia nos costó mucho tener hijos, hubo un período muy difícil, pero recuerdo que me sentía sostenida y me dije retrospectivamente que yo sé que hay muchas mujeres que hacen depresiones en esos momentos difíciles y no recuerdo haberme deprimido pese a todo lo que viví, estoy segura de que era gracias a esta terapia que yo hacía regularmente en ese momento».
Coordinadora: «¿‹La multi› por internet?».
Anne: «Sí».
Coordinadora: «Es verdad, llamamos finalmente a sus bebés ‹los bebés de la multi›».
Anne: «Y hoy mis dos hijos están muy bien y con mucha energía».
Coordinadora (recordando la historia del tratamiento de Anne): «Y Ud. logró cambiar el destino de la familia porque puede hacer las dos cosas, hacer una carrera y tener hijos».
Anne (sonríe): «Sí, es cierto. Es un aspecto que yo no había visto al comienzo, pero efectivamente mi madre se apropió de ese status de haber parado de trabajar para criar a sus hijos, y mi hermana tiene un muy buen trabajo, pero no logra para nada tener hijos… Es cierto que últimamente yo vengo muy poco, pero lo que es importante para mí es saber que tengo siempre un espacio mío donde puedo expresarme y hablar y ser escuchada con benevolencia y el hecho de saberlo cambia mucho las cosas, porque tengo la impresión de tener un sostén, aun si no es permanente sé que si necesito eso me tranquiliza y me hace sentir bien…».
Coordinadora: «Es muy interesante reflexionar en relación al efecto que produce ‹la multi› por el hecho mismo de su existencia, saber que existe aun cuando uno no venga».
Anne: «Es verdad que yo cuando tengo una dificultad en la vida tengo a mi marido, pero no puedo poner todo sobre sus hombros, y tengo amigos, pero ellos también tienen sus dificultades y no tienen, evidentemente, suficiente perspectiva, y mis padres no tienen la capacidad de escuchar y de ponerse en mi lugar, entonces es verdad que cuando tengo una dificultad… Cuando era adolescente para mí era el fin del mundo, yo no veía con quién podría conversar y eso me agregaba angustias… Cuando estoy angustiada por algo me digo ‹no te preocupes, si no estás bien podrás hablarlo el jueves›, Ud. es una profesional, no es lo mismo que hablar con amigos…».
Coordinadora: «No estoy solo yo, cada una de las voces que se eleva con sus resonancias desencadena un trabajo terapéutico en cada uno de nosotros…».
Hago mías ideas del trabajo de Benyakar (2018) que, según mi opinión, me permiten agregar otros aspectos a lo que sucede en las reuniones de psicoanálisis multifamiliar, y que contribuyen a explicar su sorprendente efecto terapéutico. Podemos encontrar en ellas la presencia de los otros como co-metabolizadores con ciertos modos de co-metabolización, a saber (entre otros):
a) La capacidad de revêrie como modelo de contención propuesta por Bion.
Este concepto hace referencia al origen de la capacidad mental del adulto, principalmente la madre, de ser capaz de recibir el impacto de los contenidos mentales que su bebé es incapaz de transformar y de elaborar, y de darles una forma y una intensidad que permita a su hijo reincorporarlos y metabolizarlos.
b) El sostén sobre el modelo propuesto por Winnicott, puesto en evidencia por el impacto de la presencia del otro, y de su calidad de suficientemente bueno.
Estas formas de co-metabolización vienen ahora a corregir lo que pudo fallar en las situaciones que devinieron traumáticas.
Conclusiones
Las intervenciones del equipo de coordinación de las reuniones de psicoanálisis multifamiliar, sobre el que se despliegan por supuesto las transferencias, privilegian los universales con la finalidad de desdramatizar y de permitir la mayor cantidad posible de identificaciones. A partir de allí cada uno logrará tal vez encontrar las particularidades que le pertenecen de un modo que no sea intelectual, ni persecutorio, ni superyoico.
A veces la presencia de varias familias permite a algunas ver mejor las “interdependencias recíprocas patógenas” de las otras que cuando eso queda en el marco de una terapia familiar.
Las asociaciones de aquellos que piden la palabra despiertan vivencias que a menudo, como lo explicábamos antes, permiten la recuperación de recuerdos y la articulación de los afectos-representaciones-palabras.
La capacidad del equipo de percibir la “virtualidad sana” desarrollada por García Badaracco (2003), vuelve más fácil, para los que están presentes, la empatía con las personas cuya forma clínica de presentación la impediría fácilmente.
La responsabilidad del equipo consiste también en crear un clima que favorezca el surgimiento de la ternura, de la benevolencia y de un tejido de afecto y de empatía, respetuosos y sin juzgar. Las palabras tienen un sentido, las interpretaciones psicoanalíticas tradicionales no son utilizadas, porque pueden dejar a algunas personas en una situación de soledad y de aislamiento. Los esfuerzos de representación, de psiquisización, la posibilidad de reencontrar el principio de realidad, las dimensiones del tiempo y del espacio se ven favorecidos. Sin darse cuenta, diferentes contenidos escindidos son recuperados poco a poco.
Es posible lograr una verdadera interiorización de la función del tercero, línea interesante a abordar respecto al efecto que causa a Anne la simple existencia de “la multi” aunque ella no asista.
Este método no reemplaza a los otros modelos de tratamiento, los complementa y, a veces, incluso los vuelve posibles contribuyendo a la difracción transferencial.
Participar en un grupo en el que tantas vivencias son compartidas teje una particularidad vincular cuyo nombre ¡aún no ha sido encontrado!
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